Bueno, aka va mi opinion.
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A mi me resulta indiferente el tiempo que una persona pase pegada a la computadora. Lo que si realmente me importa, es saber si esa persona trabaja y el tiempo que pasa en la computadora lo usa como compensacion al tiempo que pasa trabajando. Es curioso como las personas se auto-etiquetan como tolerantes, pero son incapaces de realmente serlo.
Yo sé de sobra que el caso expuesto en Panorama es realmente radical. Poner un caso asi, me parece tan estupido como querer censurar a la pelicula Superman por el niño que se tiro del cuarto piso creyendo que podria volar.
Lo interesante aquí es analizar profundamente el caso de la repercusión de los videojuegos en la vida, lejos de lo expuesto por el programa (que considero muy poco); al menos yo, noto claramente el problema.
Sucede casi igual que con mi primo, tiene 8 años y literalmente la destroza en Winning Eleven (destrozo una palanca la vez que perdio la final). Uno puede quejarse de que le hace daño pasar tanto tiempo pegado al playstation, pero nada mas se puede esperar de un infante que vive en la ultima cuadra de Azangaro, en un departamento donde lamentablemente nos han cortado el agua. Cada vez que tengo la oportunidad de visitarlo, escucho los comentarios de sus padres y familiares, los cuales estan aterrados de que sea tan "vicioso".
Yo simplemente sonrio y le digo :"Ven, vamos a jugar Yu-Gi-Oh y de paso te enseño ingles". Lo curioso es que tambien le enseño algo de matematica, cosas del juego.
Con mi ejemplo, quiero establecer que la addición a los juegos de video es la adicción (si es que lo es) mas facil de superar. Ademas de ser una addicción que permite llenarte de conocimientos extra (ingles por ejemplo). Simplemente no conozco a ninguna persona que sea un `superfreak´, pero si conozco a varias personas que creen que yo lo soy. Sean honestos pues muchachos, es mucho mas dificil sacar a un adicto a la pasta que a un adicto al counter.
Repito lo que afirme en el post inicial. Todos estos `reportajes´ me parecen el ultimo manotazo (de ahogado) de los que yo considero una especie en extinción, el humano sin e-culture.