El crepúsculo de los hombres.
La profesora aún sentía el terrible golpe en el estómago. Sus fuerzas iban desvaneciéndose a cada momento aún sintiendo los rugidos de las bestias y el grito de sus amigos tan cerca. Pasó su mano derecha por sus labios y al verla, comprobó cómo la sangre estaba manando profusamente. Las armas! Deberían haberlas utilizado… se levantó y vio al ladrón sosteniendo al doctor que se hallaba muy lastimado. Mientras caminaba hacia ellos, sentía el incontrolable peso de su mismo cuerpo pero ya había caído antes, no lo haría de nuevo. Tomó la linterna del médico y se acercó hacia el aparato mecánico en el centro de la plataforma. El plagado que la había golpeado se percató de su inútil intento se supervivencia y corrió directo a rematarla.
- Qué esperas primor? Acércate…
En pleno salto, directo a arrancarle el cuello, el plagado abrió sus fauces presto a acabar con la vida de la mujer. Pero ésta le tenía algo preparado. Alumbró directo a los ojos del muerto, lo cual lo tumbó en el acto. Cargó su MP5 y lo ametralló en el suelo. El zombie, preocupado en alejar su vista de tan potente rayo de luz, recibía las balas que lo penetraban sin misericordia. Misericordia, palabra vacía para describir esa situación. En el limbo de la vida y la muerte, los roles cambian, la realidad se altera. El enemigo más feroz es a veces una sonrisa de piedad enmascarada. La mujer, al ver a la criatura desangrándose, camino hacia el artilugio metálico sin dejar de apuntarle con la luz. Vio el panel de acceso y volvió su rostro hacia el plagado que alzó desafiante su agresiva mirada bañada en una máscara carmesí. La profesora sabía lo que tenía que hacer. Prendió una bomba molotov y acabó con el pobre infeliz y a la vez creo que un aro de fuego que alejó al otro plagado. Ya frente a la sombrilla de la muerte, sacrificó su MP5 para activar el control, obtuvo la bazooka y la apuntó hacia el Tyrant. Al disparar, no sólo penetró y destruyó a la bestia, sino que abrió al fin la esperada puerta. Una sonrisa al final, el crepúsculo de los hombres aún estaba lejos.
Imagínate estar en la peor de tus pesadillas. Y al fin abres los ojos sólo para percatarte que ésta recién ha comenzado. La habitación seguía a oscuras, salvo pequeños rayos de luz que mantenían a raya a los plagados pero no al T-herion. Éste, aprovechando la distracción de los hombres había llegado hacia la profesora que yacía en el suelo, quizá imaginando un mundo perfecto, el cual jamás llegaría. La tomó de los brazos y con otra mano empezó a golpear su estomago en reiteradas ocasiones. El ladrón se percato de ello y volteó inmediatamente la luz de su linterna hacia el Tyrant, el cual se cubrió con el cuerpo de la mujer del ataque. El doctor, en el suelo, tomó uno de los antivirus y se lo inyectó inmediatamente. La segunda dosis se la aplicó al ladrón que buscaba una manera de alejar al monstruo de su compañera, pero ese instante de duda, fue aprovechado por el segundo plagado para lanzarse contra el médico y lanzar la última dosis del antivirus al ácido. Encima del lastimado médico, el plagado estuvo tan cerca de cortarle el cuello al doctor, pero fue salvado al último instante por el futbolista con un certero disparo que impactó en el cráneo del muerto, recargó sus armas para rematarlo, pero el médico furioso lo pateó inmediatamente y con la luz de la segunda linterna lo contuvo.
Hastiado de esa estancada situación, el Tyrant colocó su mano sobre el estómago de la profesora. El ladrón, que la observaba de espaldas se horrorizó al ver el tentáculo del T-169 salir por el cuerpo de la mujer. Ésta cayó y el T-herion dio un enorme salto hacia el techo de los contenedores, escapando de la luz de sus enemigos. El futbolista corrió hacia ella y la recogió del suelo. Deliraba.
- Un sueño… una mentira… todo es un invento.
Quien no era un invento, era el plagado #1 que venía directamente a atacar al doctor que estaba en el suelo. El ladrón, tomó dos granadas y colocó cada una de ellas en sus manos. Lanzó una de ellas hacia el plagado que había tirado el antivirus al ácido y la segunda hacia el que venía corriendo. El plagado #2 no tuvo tiempo de evadir la granada y sintió la explosión destrozar su cuerpo el cual golpeó violentamente la gran puerta. Aún se movía. La segunda granada cayó cerca al armatoste metálico y rebotó directo a los pies del primer plagado que con agilidad dio un salto hacia atrás lanzando al enjambre en un rabioso contragolpe contra el ladrón pero la explosión fue demasiado para su ya lastimado cuerpo. La onda destructiva lanzó al muerto viviente hacia el ácido acabándolo, el futbolista había protegido con su cuerpo a la agonizante profesora. Las moscas atacaron con ira al delincuente, como si fuese el último puño del plagado lanzado en el estertor de su existencia, lo que llevo al hombre a estrellarse contra uno de los contenedores.
El doctor yacía en el suelo, recuperándose del virus que deseaba dominar su cuerpo. El antivirus por el cual tanto había luchado, primero profesionalmente para su creación y luego para salvar su propia vida. El virus, creación de la Corporación Umbrella, una prueba más de la inhumanidad del ser humano lo ha perseguido desde que se involucró en el proyecto Génesis. Perdió a sus amigos que entre sonrisas lo llamaban, Pepe, perdió a su familia, quién sabe, quizá ya ha perdido hasta su propia naturaleza. Ahora el virus está allí al frente, transfigurado en el T-169, incólume ante todos los ataques. Pero su destino no es quedarse allí, como un despojo de ser humano. Su meta, sus ambiciones, ya no le queda nada, sino pelear por su propia vida. Él, sólo él importa.
- Vamos T-herion, ese fue tu mejor golpe? Aún no estoy derrotado.
En el suelo, cubierto de cristales y escombros, un ladrón trataba de recuperarse de un casi mortal ataque. Atento a la cacofonía de su mente, el estado de reposo era una tentación ineludible pero fatal si el Tyrant decidía atacar en ese instante. No obstante, a él acudían recuerdos espontáneos de todo lo que había pasado en su vida, su libertad, su hedonismo absoluto en una vida plena de emociones. Claro, el dinero fácil. Y por cierto, cuánto valdría una muestra del antivirus? Él es ahora la muestra por si no se había dado cuenta. He allí un motivo para seguir vivo. Pero su cuerpo le dolía tanto… dolor, cuántas veces paliado por la adrenalina de las persecuciones. Siempre un superviviente. Siempre el último hombre en pie. Se puso de rodillas. Ahora el único en pie es el Tyrant, el cazador implacable. Colocó sus manos en el suelo. El virus, estaba allí, latente. Pero había un detalle en el que Umbrella no había pensado al soltar al Tyrant. Lo que debería debilitarme… me hace más fuerte. El T-169 rugió al verlo totalmente incorporado. El ladrón esbozo una sonrisa al tomar su M4. Él lo sabía mejor que nadie. El miedo es para los débiles.
Hubo una vez, cuando el futbolista era un hombre feliz. Una vida plena o al menos con lo necesario para existir, un empleo mediocre y de clase media. Una esposa a su lado y un hijo que lo adoraba. Una época donde la ciudad estaba llena de ruido, de caos, de combis y de vida. Lima, ahora ciudad de los muertos, donde todo ha sido reemplazado por la putrefacción y el horror. Qué hace él allí? Él, neófito en este asunto de armas, de destrucción, el luctuoso camino de un sobreviviente. Ha visto caer a todos los que amaba. A su hijo, aquel pequeño inocente al que él dio vida para que éste se la regresara sin miramientos. Cómo un hombre, un hombre de verdad, podría seguir vivo y cuerdo luego de ver explotar a su hijo para que el padre pueda respirar unas horas más. Qué tipo de hombre eres Christian? Ahora parado frente al agonizante cuerpo de tu amiga la respuesta de tu existencia se hacía difusa pero evidente al mismo tiempo. Apuntó su arma hacia el Tyrant y al verlo rugir pudo al fin pronunciarlo.
- De qué tipo soy? Un sobreviviente, un hombre vivo… cosa que tú ya no eres!
ACCESO AL SECTOR 3 EN DOS MINUTOS
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Cientos de kilómetros lejos de allí.
- Realmente son admirables, no crees?.
- No los ensalces tanto Alexa. Están enfrentando un imposible. Pero si queremos ver el máximo nivel de ataque del Tyrant, debemos darles una ventaja ya que están casi muertos.
- Y qué tienes en mente?
- Veamos de qué están hechos y qué están dispuestos a sacrificar.
El misterioso hombre que los veía, activó un pequeño botón que podría girar el rumbo de la batalla.
Mientras los tres hombres apuntaban sus armas al Tyrant, del suelo surgió un segundo armatoste similar a un sarcófago acompañado de una voz que hacía retumbar la plataforma.
- Lo llamo, la Doncella de Hierro. Si quieren salvar una vida, deben sacrificar otra a cambio – dijo la misteriosa voz.
Al abrirse el aparato, vieron una paquete con dos muestras del virus Génesis. Al fin, éste es capaz de expandir y mejorar notablemente las capacidades físicas del ser humano, una casi inmediata regeneración celular y evidentemente, inmunidad ante el virus T. Todo ello, a cambio de un vida.
Escenario: El mismo campo de batalla, con más vidrios y fierros retorcidos que antes. La profesora agoniza y se encuentra infectada. El doctor ha perdido la última dosis del antivirus, uno de los plagados ha sido eliminado pero aún queda otro así como el inmutable Tyrant. Ahora dos trampas de Umbrella se han abierto en el campo de batalla, grandes beneficioso, pero a costa de imperdonables sacrificios. Hasta dónde podrán llegar para sobrevivir?
Plagado #2, a quién vas a atacar? (Restricción: no puedes atacar a la mujer)
Profesora, tienes una sola acción libre, qué vas a hacer?
Doctor, tienes 3 acciones libres.
Ladrón, tienes 3 acciones libres.
Futbolista, tienes 3 acciones libres.
Therion, tienes dos ataques. (Tienes la misma restricción que el plagado.)