Iniciado por
Jack Celliers
Bueno, hoy vamos a atacar con un plato distinto. A ver cómo me sale.
El origen y los antecedentes.
Allá por los años 1860 y pico un judío polaco, el doctor Ludwig Zamenhof, tipo muy pobre, más bien ingenuo e idealista pero de una tenacidad e intelecto notables comenzó la tarea de crear lo que hoy se conoce como esperanto.
No vamos a contar la historia de Zamenhof precisamente porque es muy interesante y merece un post aparte.
El esperanto es un lenguaje que fue inventado para ser una lengua universal. Su nombre lleva implícito el ideal de Zamenhof: esperanto significa "esperanzado" (precisamente en esperanto) pseudónimo adoptado por Zamenhof, dado que suponía que la creación de un lenguaje internacional con pocas reglas sencillas e invariables y gran acople de significados a casi todas las lenguas importantes del mundo serviría para anular la incomprensión humana, acallar el estruendo de las guerras y lograr la hermandad universal. Una bienintencionada confusión de causa con consecuencia, probada por el hecho de que el esperanto, a pesar de sus ventajas, ha tenido muy poca difusión, aunque Internet lo ha revitalizado bastante.
Ha habido intentos previos: el Volapük del holandés Johann Martin Schleyer, o las Interlinguas (la de Peano y la moderna). Borges nos habla también del lenguaje analítico de John Wilkins (escrito que recomiendo), pero creo que ninguno llega a la elegancia, economía y sencillez del esperanto.
Así que vayamos al esperanto. Como se dijo se trata de un lenguaje con pocas (16) reglas fijas e invariables, 100% fonético y especialmente accesible a los hablantes de lenguas romances. Pero lo más interesante que tiene es la elegancia y economía de recursos para crear significados con muy poco esfuerzo.
Conjugando al toque.
Por ejemplo, tomemos los verbos y conjuguemos en presente del indicativo el verbo esti = ser o estar.
Mi estas
Ci estas
Li estas
Ni estas
Vi estas
Ili estas
No hay conjugaciones, verbos irregulares ni defectivos. Las personas son invariables y para crear el pasado y el futuro la regla es sencilla: muta la vocal de la terminación:
"a" para el presente (estas).
"i" para el pasado (estis).
"o" para el futuro (estos).
Con esto ya podemos conjugar de memoria tres tiempos del verbo esti y de cualquier verbo que se nos proponga (kanti = cantar, legi = leer, etc.); todo esto ya al primer contacto con el idioma.
Participe del participio.
Pero las lindezas cancheras del invento son otras. Veamos lo que pasa con el participio en cualquier lengua. Hasta donde conozco, en todas las lenguas importantes (inglés, francés, español, italiano, rumano, alemán, ruso) el participio es siempre pasado, estamos acostumbrados a eso. Observemos como se dice "casa construida" en esperanto:
Domo konstruita.
Hasta aquí nada del otro mundo. Pero por la misma sencilla regla de vocales enunciada más arriba es posible crear los participios:
Domo konstruata = (participio presente) "casa que se está construyendo".
Domo konstruota = (participio futuro) "casa por construirse" o "a construir".
Y saltan a la vista los penosos esfuerzos e ineptas piruetas que tienen que hacer el castellano y otros idiomas para lograr un resultado muy impreciso allí donde el esperanto gasta dos palabras en expresar lo mismo con toda claridad: si hay participios pasados, ¿por qué no presentes y futuros?
Así ya a esta altura es facilísimo hacer frases como:
La domo estas konstruata = La casa está siendo construida.
La domo estos konstruita = La casa estará construída.
La domo estis konstruota = La casa estaba por construirse.
La domo estos konstruota = La casa estará por construírse.
Y así.
Fíjese en los sufijos.
Sigamos: Vimos algunos ejemplos de verbos, y la regla invariable es que toda palabra terminada en "i" es un verbo en infinitivo. De la misma forma:
Toda palabra terminada en "o" es un sustantivo.
Toda palabra terminada en "a" es un adjetivo.
Toda palabra terminada en "e" es un adverbio.
Juno = (sustantivo) juventud.
Juna = (adjetivo) joven.
June = (adverbio) juvenilmente.
Maljuno = (sustantivo) vejez.
Maljuna = (adjetivo) viejo.
Maljune = (adverbio) viejamente, de manera vieja.
Ebrio = (sustantivo) ebriedad.
Ebria = (adjetivo) borracho.
Ebrie = (adverbio) ebriamente, borrachamente.
Obsérvese la confusa variablidad del castellano para transformar adjetivos en sustantivos (terminaciones "ud", "ez", "ad") mientras que en esperanto cualquier adjetivo es fácilmente "sustantivable" y aún "adverbiable" sin esfuerzo.
El esperanto cuenta con un sistema de prefijos y sufijos que permite hacer cosas muy interesantes. Veamos algunos:
ul = Sufijo que designa a un individuo poseedor de una característica, así como en español los adjetivos pueden usarse también como sustantivos. El esperanto hace una diferenciación clara:
Nigra = (adjetivo) negro.
Nigrulo = (sustantivo) un negro.
Ruga = (adjetivo) rojo.
Rugulo = (sustantivo) un rojo (podría ser un comunista, uno de independiente, etc.)
E igualmente:
Ebriulo = (sustantivo) un borracho.
Junulo = (sustantivo) un joven.
Maljunulo = (sustantivo) un viejo.
Veamos otros sufijos:
st = Sufijo que designa a quien ejerce la acción, por profesión u oficio.
em = Sufijo que indica amor o afición por algo.
Así que:
Laboro = (sustantivo) trabajo.
Laboristo = (sustantivo) trabajador.
Labora = (adjetivo) trabajoso, laborioso.
Laborema = (adjetivo) laborioso, que ama el trabajo.
Por ejemplo: en español el concepto "joven trabajador" es ambiguo. Como no sabemos el papel de cada término (adjetivo o sustantivo) no sabemos si se trata de un joven que ama el trabajo, o simplemente un trabajador joven. En esperanto en cambio:
Juna laboristo = trabajador joven.
Laborema junulo = joven laborioso.
Otro sufijo interesante es aĉ = Sufijo despectivo ("ĉ" se pronuncia como "ch" en castellano)
Ĉevalo = (sustantivo) caballo.
Ĉevalaĉo = (sustantivo) caballo malo, matungo.
Ebria = (adjetivo) borracho.
Ebriaĉa = (adjetivo) en pedo mal.
Ebriulaĉo = (sustantivo) Un borracho mal, un borracho del orto.
Junulaĉo = (sustantivo) pendejo.
Junaĉe = (adverbio) pendejamente.
El esperanto es un lenguaje de reglas más que de términos, y esto es precisamente lo que permite deducir y aún crear estos últimos con enorme libertad. Un buen ejemplo se encuentra en la frase:
La ebriulo aĉe insultis. = El borracho insultó groseramente.
El término aĉe es en realidad la mera combinación de dos sufijos: "aĉ" (sufijo despectivo) y "e" (adverbio) que dan la idea de despectivamente, malamente.
Así también, usando el sufijo em que indica afición podemos decir:
eme = (adverbio) aficionadamente, con apego.
ema = (adjetivo) apegado, aficionado.
emulo = (sustantivo) un aficionado.
Lo notable es que estas palabras son deducibles sin necesidad de haberlas aprendido, la mayoría de ellas yo las "inventé" sin haberlas leído en ningún sitio.
Engendrando criaturas verbales. Mójele la oreja a Lacan.
Los lenguajes naturales se han desarrollado en el reino de la necesidad y sobre la marcha. El hombre primero empezó a nombrar las cosas y luego extrajo los conceptos comunes generales que le permitieron sistematizar el lenguaje. Por eso la estructura lógica de las lenguas modernas es el resultado de la lucha entre la sistematización y la costumbre.
Pero el esperanto está desde el principio orientado a conceptos de orden general, así que todos sus términos responden a las reglas establecidas. Esto permite la creación de algunos monstruos verbales perfectamente lógicos desde el punto de vista conceptual que en otros lenguajes no se pueden sintetizar en términos que no queden artificiosos.
Por ejemplo:
Konstruito: (sustantivo) si tomamos el participio pasado konstruita (construido) pero lo terminamos en "o" se convierte en sustantivo. He aquí el posmodernísimo vocablo "constructo" (que en español, además de no existir, suena a "eructo"). La realidad es un constructo creado por el discurso, licenciado Bernardez.
Pero el esperanto, si quisiéramos realmente sobrepasar a todo el posmodernaje en el fetichismo de la palabra, nos brinda recursos de elegante economía que nos permiten lindezas como estas:
Konstruato: (sustantivo) Lo que está siendo construido. Más de un Lacan de Villa Luro ha forzado al castellano a parir un contrahecho equivalente: "construendo".
Konstruoto: (sustantivo) Lo que está por construirse, "lo a construir". Orgasmo de Derrida.
Y podemos desvariar con el participio que se nos ocurra:
Lerni = (verbo) aprender.
Lernita = (participio pasado) aprendido.
Lernito = (sustantivo) lo que se aprendió.
Lernato = (sustantivo) lo que se está aprendiendo.
Lernoto = (sustantivo) lo que se aprenderá.