eXistenZ es un film de David Cronenberg, el hombre detrás de A History of Violence, Eastern Promises o M. Butterfly pero a quien yo conocí a través de una de las películas más alucinantes y pavorosas de ciencia ficción que yo recuerde: The Fly. Ya para mediados de los 80, Cronenberg trabajaba con conceptos muy fuertes como el cuerpo, la tecnología, y la hibridez resultante de esta fusión donde lo que damos sentado por realidad va dando paso a nuevas percepciones aterradoras.
Sólo como un breve repaso al guión de la película. En una sociedad donde los desarrolladores de juegos tienen el rango de celebridades, Allegra Geller es sin duda la diosa de todos ellos al crear eXistenZ. Un videojuego que brinda al usuario una nueva y radical experiencia en realidad virtual. A tal nivel, que la misma realidad física es puesta en duda por el usuario y que tendra detractores que ven en los creadores de estos programas, una real amenaza para la vida.
Como mencioné al inicio, eXistenZ definitivamente parte de una base crítica al hombre postmoderno. Visualizando los opacos límites entra la maquina y el hombre. Es decir, entre la aséptica tecnología inanimada y lo organico visceral y repulsivo. Como Seth Brundle y su telepransportador en La Mosca, aquí Allegra Geller (genial actuación de Jennifer Jason Leigh) y Ted Pikul (Jude Law) vuelven a esta lasciva fusión de lo fáctico con lo ficcional, cuyo engendro sólo lo podemos pensar como lo posthumano. Y es que no es casual que Cronenberg repita esta fantasía incestuosa de la unión del creador con su criatura o si se quiere, la fusion de la experiencia humana con la realidad que proviene de maquina, su nueva experiencia. De esto, emerge un solo cuerpo, uno totalmente nuevo.
El cuerpo humano usado como arma (la bio-arma formado por huesos humanos) o el ser humano penetrado por la máquina (a través de un previamente lubricado biopuerto), me llevan a pensar en este juego de roles que nos entrega la fantasía de la masculinizacion -entendida como poder- de la tecnología. Quizá por ello no resulte llamativa la incomodidad de Ted cuando al estar conectado a la máquina, en esta posicion femenina, de dependencia y de estar indefenso y vulnerable ante el poder de la tecnologia. Para Ted, y por ende, para el jugador de eXistenZ, es el miedo a perder el control, tanto sobre su sensacion de realidad como la de la autonomia de sus actos. Bajo la lógica del juego, nuestras sensaciones, sentimientos y acciones están predeterminadas. Ergo, no somos los seres racionales que presumimos, sino personajes que performan un rol ya escrito.
Una lectura contraria, revela a esta máquina como el espacio de lo materno, que a través de este cordon umbilical que parte del control del juego hacia el cuerpo del jugador, nutre a sus criaturas. Claro está, es una madre pervertida que deforma la realidad de sus hijos, ya que sólo en esta realidad alterna ellos pueden acceder a esta dimension del goce. Y no me refiero unicamente al sexual, como este coqueteo entre Ted y Allegra que sólo se da en una realidad paralela, sino a cómo Ted demuestra placer cuando su deseo asesino es satisfecho, otra vez, en esta realidad alterna.
eXistenZ no es una película fácil, pensada en un espectador pasivo y acostumbrado a guiones lineales. Cronenberg propone una nueva posicionalidad frente al objeto cultural. Ya no pasivo sino activo, y lo genial es que no sólo lo hace con lo que dice su película sino cómo lo ha hecho. Es hipertextualidad en su más clara expresión, un pandemonio difícil de atrapar y quizá por ello, tan irresistible. Como dijo Allegra al inicio del film: A wild ride.
EsPrecoz