Este tema esta abierto para que ustedes amigos siguiendo las pautas mínimas de ver y analizar una película (NUEVA O ANTIGUA) escriban una crítica independiente, no profesional logicamente, que en todo momento nos servirá como ayuda. Ustedes tienen la libertad de hacerla corta o larga, todos tenemos nuestros gustos pero ver cine sin prejuicios nos permite estar abiertos a que los filmes nos sorprendan. El objetivo es ayudarte a elegir.
Sigan por lo menos la mitad de la estructuración de la crítica que hare a continuación cuando posteen.
Director: Michael Haneke
País: Francia - Austria 2005
Trailer
Cartelera
Advertencia : Contiene Spoilers.
Tiempo hacía que no me paseaba por alguna sala comercial, alrededor de mas de 6 meses, y por alguna cuestión desconocida de esas ví esta película a altas horas de la noche hace pocos dias. Quedé impactado por la vigencia de Haneke de nuevo. Por lo menos.
Se podría decir que la carrera de Michael Haneke ha estado marcada por dos ejes centrales: una crítica descarnada a la burguesía y la sociedad de consumo, y el cuestionamiento del medio audiovisual (el cine, los videos caseros y en especial la televisión) como una herramienta de "domesticación" de la realidad. Caché, su última cinta y elegida como mejor película europea 2005, viene a resumir de manera perfecta estas dos preocupaciones, al tiempo que nos demuestra una vez más la efectividad de Haneke en la reinterpretación y apropiación de los códigos del cine de género en una forma distinta a la que se entiende la ejecución de ese ejercicio.
El cine de Haneke se caracteriza por utilizar elementos muy simples para construir una estructura compleja, cuestionadora y provocadora. En este filme el director utiliza tomas fijas y/o con muy poco movimiento, muchas veces con encuadres abiertos, de una duración muy larga –lo cual hace que la película transcurra lentamente– y con una tendencia a lo estático. No obstante, la composición de algunos encuadres claves es altamente significativa. La casa de los protagonistas, por ejemplo, aparece apiñada y casi cercada por todos los costados. Allí donde varios directores (David Cronenberg es un claro ejemplo) se valen de un género para dejar de manifiesto sus estructuras en forma más bien paródica o plantear discursos moralistas unidireccionales (Una historia violenta), Haneke lo aprovecha para manipular emocionalmente al espectador, para hacerlo pararse de frente a emociones específicas (repulsión, miedo, angustia) que sirven como llave para entender el sentido oculto en sus películas. Al contrario de Cronenberg o Lars Von Trier, Haneke asume la reinterpretación de un género sin una pizca de ironía, y si se vale de los mismos mecanismos del cine de terror (Caché, Funny games, Benny's videos) el suspenso (Código desconocido, The castle) el melodrama (La profesora de piano) o la ciencia ficción (The hour of the wolf); es sencillamente como un medio para poder analizar con rigor y honestidad intelectual los dos temas centrales a los que hacía alusión al inicio de esta crítica.
Haneke nos asusta, nos impacta, asquea o conmueve pero no por el gusto de provocar en sí mismo (de allí que considere su calificativo de "provocador" como algo más bien superficial, que sí se puede aplicar a gente como Gaspar Noe, el director de Irreversible) sino para servir de punto de partida a una reflexión más profunda sobre temas que pocas veces son tratados con tanta consistencia en el cine.
Caché comienza con una imagen anodina, la de una calle cualquiera; la familia burguesa compuesta por el conductor de un programa televisivo sobre literatura Georges Laurent (Daniel Auteuil), su esposa, la editora Anne Laurent (Juliette Binoche) y su hijo Pierrot (Lester Makedonsky). Un poco después descubrimos que la imagen corresponde asimismo a un video grabado por un desconocido y que fue dejado en la puerta de la casa. La pareja responde a este hecho de la forma en que lo haría cualquiera que se viera en esta situación, con ansiedad y temor. Este es también el primer ejemplo del buen manejo de Haneke de los principios del cine de género, pues logra meternos en la mente de los protagonistas y hacernos sentir temor y ansiedad ante una imagen tan insignificante e inofensiva como un plano fijo de una calle cualquiera.
Este trabajo de cámara tan objetivo, frío y hasta distante, lo único que hace es atizar la curiosidad e interés del espectador; logrando la identificación del mismo con los protagonistas cuando éstos van visionando los misteriosos casetes de video. Haneke logra de esta manera crear un clima de fuerte tensión emocional y violencia contenida (que conoce sólo unos pocos desfogues oníricos y uno real, los que marcan el ritmo del filme), a partir de esa estética realista y casi documentalista que caracteriza la obra de este director austriaco.
Al final, y pese a los esfuerzos detectivescos de Georges, nunca sabemos con certeza quien ha sido el autor de los videos. Lo cierto es que casi cualquier discusión sobre Caché gira en torno al misterio que rodea al supuesto autor de la imágenes (misterio que en mi caso sólo creo se justifica porque al ver la película no creemos nada de lo que dice Georges, pero sí creemos todo lo que nos digan los demás, incluso el que es casi a todas luces el autor de los videos) pero para mí ese es un tema más bien menor y que Haneke deja abierto intencionalmente ya que al no cerrar la trama entregándonos en bandeja al "culpable", es la única manera de sembrar no sólo una interrogante en el espectador (lo que lo obliga a seguir buscando interpretaciones y respuestas aún después de haber terminado la función) sino que también evita que el film se transforme en un thriller de tomo y lomo donde lo único importa es conocer quién es el culpable. Michael Haneke utiliza los mecanismos del cine de género, pero no hace cine de género. Haber explicado quien era el autor de los videos más allá de toda duda equivaldría a hacer un blockbuster de Hollywood, una película donde en los cinco minutos finales aparece el profesor o científico explicando cada cosa que no se entiende, atando cada cabo suelto. A Haneke le importa el viaje, no el punto de destino. La indeterminación del final es a mi juicio un precio justo a pagar por transformar la película en algo distinto, cuyo valor debe buscarse en otros lugares (una reflexión basada en el cuestionamiento a emociones casi primitivas como el miedo) y no en la perfección de la estructura dramática.
Pero más allá de la discusión sobre quién es el verdadero autor de las imágenes que amenazan a la familia, la película gira en torno a dos temas de fondo. El primero es la crítica brutal a la burguesía, y sobre todo al principio de relatividad moral que rige la vida de muchos de los que vivimos de forma más o menos confortable en la sociedad de consumo. El mensaje de Caché es sencillo pero a la vez desalentador: quien en un mundo como el de hoy (azotado por el genocidio, el hambre, la explotación) sea un privilegiado, no puede alegar inocencia. El segundo punto central de Caché se relaciona directamente con el primero y tiene que ver con cómo utilizamos las imágenes, en particular la televisión, como una forma de domesticar la realidad, de engañarnos a nosotros mismos. Georges trabaja en televisión, y esto sin duda no es casual. La televisión, con sus imágenes de guerra, hambrunas y miserias humanas nos abren una ventana a la realidad, pero sólo eso, una ventana polarizada tras la cual nos sentimos seguros ;) No podemos decir que desconocemos los horrores del mundo, pero en verdad, ¿los conocemos? ¿Es lo mismo ver una imagen de un niño desnutrido en Somalia que pasar hambre? Haneke plantea en último término que la televisión y la representación de la realidad a través de los medios audiovisuales en general nos hacen creer que conocemos el mundo, que asumimos parte del dolor del otro por el solo hecho de verlo, y que esto nos hace víctimas (Georges siempre se ve a sí mismo como una víctima) y que por lo tanto no tenemos la culpa de nada. A lo largo de toda su carrera, Haneke nos obliga a reconocer que la realidad filmada no es la realidad, y nos recuerda siempre que aunque veamos 100 millones de documentales es bastante poco lo que podremos llegar a experimentar del mundo real. Esto es claro en el juego entre realidad y ficción de Funny Games, en el personaje del fotógrafo de Código desconocido y por sobre todo en Benny's Video. Haneke nos recuerda que una imagen es sólo una parte, una fracción y una aproximación a la realidad, pero que fácilmente se puede volver en un sustituto de ésta, un sustituto que además es manipulable, reversible (recordar el momento en Funny Games cuando el asesino "rebobina" la escena para revivir a su cómplice muerto y cambiar la historia) y que por lo mismo puede servir perfectamente a los fines que queramos.
Pero lo más interesante de Caché –y lo que constituye el controvertido aporte del filme de Haneke–, ocurre con su final abierto y completamente ambiguo. Cuando la estructura del thriller parece concluir tenemos un final desconcertante en el cual no se define exactamente quién es el culpable y, en cambio se insinúan varias pistas al espectador. En esta línea llegamos (en realidad, volvemos) a las primeras imágenes de la película, esa toma fija de la fachada de la casa de nuestros protagonistas y a la confusión voluntaria en que el director mezcla la toma del video como la toma “real” de la fachada. Este no es un juego gratuito. Lo que pretende Haneke es evidenciar que estamos frente a una película y que nosotros también podríamos ser parte de las manipulaciones que dentro de ella ocurren; manipulaciones no sólo “técnicas”, sino también dramáticas o políticas. No en vano, no hay música en este filme que nos distraiga de esa mirada objetiva con que se muestran las locaciones más convencionales; pareciera que el director buscara que escuchemos y nos concentremos en el ruido del VHS dentro de la película y hasta el del proyector de cine fuera de ella. Todo ello nos remite no sólo a las realidades sociales que se denuncian, sino también al hecho mismo de la comunicación mediada por el lenguaje audiovisual. Esto no garantiza un éxito de taquilla, aunque sí las merecidas loas de la crítica.
MUCHO OJO:
- No en ultimo lugar hay que destacar las notables actuaciones de Daniel Auteuil y Juliette Binoche, pero sobre todo por el primero. Sin excesos.
- La película esta filmada enteramente en video digital y por ello muchas veces no sabemos si la imagen que vemos es en verdad un video del acosador o un plano de la película. A mi juicio esto tiene que ver con que en último término el director plantea que así como la televisión y la estandarización de los códigos de representación audiovisual de los noticiarios (la forma en que mayoritariamente nos enteramos de lo que sucede en el mundo) son un mecanismo de defensa y de domesticación de la realidad, otras formas de representar, de manipular el audiovisual nos permitirían acercarnos a una posible utilización más neutra, y finalmente más humanista del mismo medio. Si la televisión, con su montaje paralelo, gráficos, narradores, etc. es un nido de confort, una representación distinta (planos fijos, tomas continuas, ausencia de música incidental y narrador) tal vez nos permita acercarnos de otra manera.